Continuamente me pregunto a mí misma qué es lo que pasa conmigo. Qué es  lo que siento. Qué es lo que quiero sentir. Qué es lo que debería  sentir. Nunca obtuve respuesta. Estoy harta de preguntarme, harta de  porqués. ¿Razones? ¿Quién las necesita? ¡A la mierda con las putas  razones! Solamente lo siento, no lo pienso, no lo analizo. Ya no. Y  ahora ya sé todo cuanto necesito saber. Me gustas. Y te necesito, aquí y  ahora. No sé por qué, pero tampoco me lo pregunto más. Hoy, he  aprendido que tal vez no todo tenga siempre un motivo para suceder.
No, no será fácil, lo sé. Pero imagina por un momento todo lo que  podríamos llegar a hacer, lo que podríamos llegar a ser. Imagina tu mano  y la mía, entrelazadas, mientras damos un paseo por la playa, al  atardecer. Imagina despertarte los sábados con un mensaje mío. Imagina,  una tarde lluviosa, una película que me hiciera llorar, y después tus  cosquillas para hacerme reír. Nosotros bajo la manta, sobre el sofá.  Imagina despertar por la mañana y ver mi cara. Imagina un diluvio, en la  noche, mientras me acompañas a casa. Imagínate oír mi voz susurrándote  “te quiero” todos los días. Imagina mil locuras, noches en vela, ataques  de amor, explorar cada rincón de la felicidad. Y todo esto agarrado de  mi mano. Mirarme a los ojos cada día. ¿Lo imaginas? Pero por ahora no  necesito que me digas nada. Sonríeme, tan solo éso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario